Por segundo año consecutivo, este 2016 los expertos no han dejado de hablar de ellas y ya se han convertido, de nuevo, en las verdaderas impulsoras de una época de crecimiento en el sector inmobiliario español. La capitalización conjunta en el mercado bursátil español de las sociedades anónimas cotizadas de inversión inmobiliaria (SOCIMIs) superó al cierre de 2015 los 8.200 millones de euros, lo que supone dos tercios del total del sector inmobiliario del país. Además, atesoran también el peso de la inversión en el ladrillo, con más de 5.000 millones de euros, un 46%. Son ellas, por tanto, las estrellas y el referente en un clima de crecimiento tras años de estancamiento y crisis en las compañías de gran volumen.
El alquiler es el segmento más rentable del sector inmobiliario, y en él se centran las SOCIMIs. Pese a ofrecer destacadas rentabilidades a sus accionistas, han devuelto la confianza en el sector y su voluntad de ofrecer seguridad las convierte en un actor fiable. En 2014 y a lo largo de 2015, las SOCIMIs entraron con fuerza en el mercado español y durante el 2016 se espera de ellas un volumen de inversión alrededor de 11.000 millones de euros.
Las SOCIMIs son la adaptación en España de los vehículos de inversión inmobiliaria REIT, que funcionan en otros países de la Unión Europea. Deben disponer de un capital social mínimo de 5 millones de euros y cotizan en mercados regulados o sistemas multilaterales de negociación. Además, ofrecen una fiscalidad ventajosa, a cambio de la distribución de beneficios obtenidos por las rentas del alquiler y en caso de venta de activos.
Según los expertos, son indiscutibles el dinamismo y estabilidad que las SOCIMIs aportan a un mercado muy atomizado. En la compra de edificios, se valora el producto selecto, donde prevalece la ubicación, la repercusión y la rentabilidad. Por tipología, el residencial enfocado al turismo, hoteles, locales y grandes centros comerciales y oficinas son el objetivo de la inversión de las SOCIMIs.